Nuestro Sol Cambiante
Aunque la distancia promedio desde la Tierra hasta el Sol es nada menos que 149.600.000 kilómetros (93.000.000 millas), la observación cuidadosa desde la Tierra revela un número sorprendentemente grande de diferentes características visibles. La característica más obvia y mejor conocida son las manchas solares. Moviéndose típicamente en grupos, estas características oscuras (a la luz visible) del tamaño de planetas, han sido conocidas por la humanidad durante siglos. Como las manchas solares se forman y desaparecen sobre periodos de días o semanas, ellas también parecen moverse a través de la superficie del Sol. Compuestas de campos magnéticos fuertes, las manchas solares tienen la forma de un imán en forma de herradura de caballo que asciende desde debajo de la superficie del Sol. El gas caliente ascendente es atrapado por el intenso campo magnético de las manchas solares que enfría las manchas solares desde 6000ºC hasta aproximadamente, 4200ºC. El área fría parece oscura comparado con el área alrededor de ésta. De esta manera, desde la Tierra, vemos manchas sobre el Sol. En algunas fotografías, también podemos ver áreas de luces coloreadas de luz alrededor de grupos de manchas solares que se asemejan a picos de caramelos de algodón. A estos bordes de apariencia esponjosa los llamamos plages (una región brillante en la cromosfera del Sol).
Las manchas solares son fuente de liberaciones masivas de energía conocidas como, llamaradas solares, los eventos más violentos en el sistema solar. En cuestión de minutos o varias horas, una llamarada solar libera aproximadamente, 10.000 veces el consumo anual de energía de los Estados Unidos. Las llamaradas solares emiten radiación que incluye, Rayos X y Rayos Ultravioleta, y partículas cargadas llamadas protones y electrones. Este aumento brusco en la radiación puede dañar naves espaciales e incluso, propinar una dosis de radiación a viajeros que vuelan en aviones sobre las regiones polares de la Tierra.
Una de las características más espectaculares del Sol son las prominencias solares. Ellas parecen formar corrientes, rizos y arcos que se alejan del Sol. Las prominencias más reconocibles aparecen como enormes columnas de gas en forma de arcos por encima del borde del Sol. Sin embargo, cuando las prominencias son fotografiadas sobre la superficie del Sol, éstas parecen objetos largos y oscuros en forma de hilos y se conocen como, filamentos. Como las manchas solares, las prominencias son más frías (aproximadamente, 10.000ºC) en relación con el trasfondo mucho más caliente de la atmósfera externa del Sol (alrededor de 1.500.000ºC). Las prominencias también pueden hacer erupción desde el Sol a través de una enorme descarga de energía.
Si has visto fotografías de un eclipse solar, entonces probablemente has observado un halo brillante alrededor del Sol llamado, corona.
Algunas veces, partes de la corona parecen faltar. Lógicamente, a esta área la conocemos como un agujero en la corona. Los científicos creen que el viento solar, que es una ráfaga de un millón de millas por hora que sopla desde el Sol, se origina en los agujeros de la corona. A diferencia del viento en la Tierra, el viento solar es una corriente de partículas ionizadas (cargadas eléctricamente) que se alejan a toda velocidad del Sol.
La corona del Sol cambia con la actividad de las manchas solares. Cuando hay mayor número de manchas solares, la corona parece estar cerca del Sol; cuando hay menor número de manchas solares, la corona sale hacia el espacio en forma parecida al pico sobre un casco de guerra, por ello se les conoce como, radiaciones de casco. Si bien las radiaciones de casco son de larga duración, su muerte con frecuencia ocurre abruptamente a través de una erupción masiva y poderosa llamada, eyección de masa de la corona o eyección de masa coronal (CME).
Con frecuencia, a estas enormes nubes de gas solar caliente y campo magnético se les asocia con las llamaradas solares. Éstas pueden causar tormentas magnéticas cuando chocan contra el campo magnético de la Tierra y dañan equipos eléctricos en el espacio y en tierra. Por ejemplo, en 1989, la provincia de Quebec, en Canadá, sufrió un apagón eléctrico porque muchos transformadores fueron destruidos por una gran tormenta magnética. Esa tormenta causó muchos millones de dólares en daños. Una llamarada solar poderosa hizo erupción desde el Sol unos tres días antes del inicio de la tormenta en la Tierra. Incluso cuando el Sol no está demasiado activo, las tormentas solares pueden causar problemas. Una tormenta magnética sucedida el 11 de enero de 1997 fue responsable del siniestro de un satélite de comunicaciones AT&T de 270 millones de dólares. Esta tormenta moderada fue producto de una eyección de masa de la corona que hizo erupción desde el Sol aun cuando no se observaron manchas solares. |