Durante gran parte de la historia, los humanos han estudiado al cielo y al Sol. Civilizaciones antiguas construyeron estructuras como Stonehenge para observar el paso del Sol a través de las estaciones.
La llegada del telescopio en los años 1600 permitió a los astrónomos tales como Galileo Galilei y Christopher Scheiner observar y esbozar las Manchas Solares. Las llamaradas solares fueron descubiertas en 1859 cuando Richard Carrington enfocó su telescopio sobre el sol y vio un destello brillante sobre la imagen proyectada.
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